miércoles, 18 de diciembre de 2013

¿ELECTORES INCAUTOS Y DESINFORMADOS?

El inicio oficial de la tregua llega sin una pausa en las agitadas redes sociales, convertidas, junto a las visitas, reuniones privadas y sesiones de trabajo de los equipos partidarios, en el medio más utilizado para darle continuidad al fragor de la disputa electoral.

Los tamales navideños estarán acompañados, en esta época, por el tema eleccionario, encendido por los resultados de los estudios de opinión, divulgados durante las últimas semanas, y por la intervención abierta y parcializada de un conocido medio de comunicación, el cual, ante el inminente “peligro comunista”, en forma evidente dejó de lado su pregonado equilibrio informativo.

Sin proponérselo, diferentes actores, por lo general los pequeños grupos ganadores con la implantación de las políticas de desregulación, la apertura económica y la eliminación de los mecanismos redistributivos, con sus diatribas y el intento por infundir temor en los votantes, no han hecho sino colocar en el centro de la campaña al candidato objeto de sus ataques y preocupaciones. Levantaron su figura y entre más leña seca le pongan al fuego, por ellos prendido, más harán resaltar a quien aparece como la principal opción opositora a los largos años de malestar acumulado.

Las consecuencias de las percepciones de la ciudadanía, recogidas por los distintos estudios de opinión, tienen efecto, asimismo, en las estrategias de los partidos participantes en la pugna eleccionaria, en los acomodos de los distintos grupos ideológicos o de interés y en su posicionamiento, así como en las posibles alianzas vislumbradas hoy ante una eventual segunda ronda electoral.

Se revolvieron las aguas y cada vez se menean más, conforme saltan al torneo los viejos espíritus de épocas pasadas, con muy diversas tonalidades, ocultos en las profundidades, pero nunca extinguidos de la subterránea cultura política del país. La siempre riesgosa polarización social y política, acompañante perenne  en el proceso de desmantelamiento del modelo incluyente de desarrollo costarricense, amenaza, de nuevo, con su azarosa presencia, alentada por quienes emplearán todos los recursos a su alcance para ocasionar, una vez más, el desnivel de la cancha en la cual se disputa el partido.

Una llamativa situación, originada con el inesperado resultado de las encuestas, lo constituyen las variadas explicaciones al vertiginoso ascenso en las preferencias electorales de José María Villalta, candidato del Frente Amplio: ¡Los responsables son los medios de comunicación, por darle “tanta pelota” a este político inexperto!¡El problema es con los jóvenes quienes no saben mucho de política y están desinformados!¡Los culpables son los votantes incautos, desconocedores de las maravillas del mercado y de los males provocados por el Estado y la regulación!¡Los causantes de este desaguisado son los que a propósito ocultan los avances del país y los logros alcanzados en los últimos ocho años!

¡Cualquier explicación mágica resulta válida, para tratar de desvelar aquel insólito y perturbador fenómeno político!

Aunque durante varios años numerosos estudios e informes, así como significativos acontecimientos sociales, han advertido y mostrado el crecimiento sostenido del descontento ciudadano, el enfado acumulado con los políticos tradicionales,  la orientación de las políticas y el deterioro y ausencia del Estado, el malestar con la corrupción y la ausencia de transparencia en las gestiones gubernamentales y el desasosiego generado por la situación del empleo, la inseguridad, la exclusión y las desigualdades sociales, pareciera no resultar fácil la vinculación de estos fenómenos con las características adquiridas por la coyuntura electoral.

Un relevante desafío enfrenta Johnny Araya, el candidato del Partido Liberación Nacional, quien aún, por poco margen, encabeza las preferencias electorales. El aspirante presidencial nos anuncia un cambio en su estrategia electoral. ¿Renunciará además de su intento por buscar una contratación para dirigir el país, a la esperanzadora vuelta a las raíces socialdemócratas de su partido? ¿Lo llevará la búsqueda por afirmarse y por revertir la tendencia en las preferencias electorales a un incierto movimiento a la derecha en relación con su postura original? ¿Optará por ceder ante los proyectos de los posibles aliados a los cuales no recurría cuando encabezaba holgadamente los estudios de opinión y ratificaba su identificación con la socialdemocracia, de la cual fue portadora su agrupación política? ¿Tendrá en cuenta en este viraje las demandas y aspiraciones de los grupos mayoritarios de la población, pendientes de elegir y capaces de inclinar la balanza?

Algunas semanas restan para tomar una decisión y cada movimiento cuenta, sobre todo para atraer a los numerosos votantes dispuestos a acudir a las urnas y todavía dudosos en cuanto a quien finalmente favorecerán con su sufragio.

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