El
próximo año se llevará a cabo la primera elección de medio período en Costa
Rica, programada para el primer domingo de febrero. En este torneo electoral se nombrarán más de
seis mil cargos en los gobiernos municipales del país. Este significativo acontecimiento
democrático no siempre despierta el entusiasmo en una ciudadanía crecientemente
desencantada con la política, los políticos y los partidos políticos. A ese
fenómeno más general se suma la escasa importancia que, con alguna frecuencia y
de manera desacertada, se da a los gobiernos locales y a la selección de las
autoridades municipales.
La
predominante mirada de los territorios desde una perspectiva centralista,
contribuye a la errónea concepción de que todos los problemas locales pueden
resolverse de mejor manera desde el ámbito nacional, dejándose de lado las
condiciones y dinámicas particulares existentes en los contornos territoriales
o cantonales, así como el potencial, de diversa naturaleza, existente en éstos
para promover su desenvolvimiento económico, social, cultual, ambiental e
institucional. Las dificultades para lograr la transferencia de competencias y
recursos a los gobiernos municipales, expresan con claridad el predominio de
estas visiones arraigadas en los principales grupos de poder en esta sociedad.
Por
este motivo, el paso político dado en Costa Rica al colocar las elecciones
municipales en el medio período, en relación con las elecciones nacionales, es
un hecho significativo que permitirá que la ciudadanía vuelva sus ojos hacia sus
gobiernos municipales y presten atención a las propuestas provenientes de las
diferentes agrupaciones políticas y a las variadas ofertas electorales. El
centro del proceso político se coloca en este período en cada uno de los
cantones, sus distritos y caseríos y la atención estará centrada en los líderes
locales y sus propuestas. Las estrategias electorales y el desenvolvimiento del
torneo electoral se producen en función de las condiciones propias de cada ámbito
municipal, de sus actores, sus formas organizativas, sus posibilidades de
alianzas y sus necesidades y demandas específicas.
Pero,
ante todo, esta es una ocasión para observar con atención la destacada posición
de los gobiernos locales en nuestra vida cotidiana, así como en aspectos cruciales
en la búsqueda de una mejor calidad de vida, ya sea por las políticas, los planes de desarrollo
cantonal y las acciones impulsadas por los gobiernos locales en este sentido o por
la ausencia de estos elementos o la inacción municipal, producto de la mala
selección de las autoridades y de la presencia de una gestión municipal ayuna de
instrumentos y capacidades para responder con eficacia a las demandas del
desarrollo municipal.
Estas
cortas reflexiones nos llevan a subrayar cinco motivos por los cuales resulta ineludible
para la ciudadanía acudir a las urnas electorales a emitir el sufragio el
próximo 7 de febrero de 2016:
1,
En primer lugar, para contribuir a la imprescindible revitalización de la
democracia costarricense siendo partícipe de un proceso electoral mediante el
cual se elegirán a las autoridades del gobierno de mi municipalidad, Ser un munícipe
activo en la vida política de mi comunidad resulta primordial para brindar el
respaldo requerido para construir gobiernos locales sólidos y con estrechas
vinculaciones con la ciudadanía.
2.
En segundo lugar, para aportar mis puntos de vista, mis sugerencias y mis visiones criticas ante
las diferentes propuestas electorales y ante las candidaturas que se presenten
para ocupar los múltiples cargos gubernamentales, aspecto esencial para escoger
a aquellas personas cuyo compromiso, liderazgo y trayectoria en la búsqueda del bienestar de la población,
por encima de las banderías políticas, me den mayor garantía de cumplimiento
con las responsabilidades propias de la gestión municipal y de atender a los
principales desafíos del desarrollo de mi cantón o de mi distrito.
3.
En tercer lugar, porque al ser parte de
la vida política comunal y por ser partícipe del proceso de elección de las
autoridades estaré en capacidad de exigir transparencia, información y
participación en las iniciativas impulsadas por el gobierno local y en aquellos
componentes de la gestión municipal en que las relaciones horizontales y el
involucramiento de la ciudadanía son un elemento crucial en las nuevas formas
de gobernanza y en el paulatino establecimiento de gobiernos locales abiertos
en nuestro sistema institucional,
4.
En cuarto lugar, porque las decisiones que toman los gobiernos municipales son
de indiscutible relevancia en nuestras vidas y en la medida en que la presencia
ciudadana en los comicios electorales sea mayor, estaremos haciendo patente
nuestra comprensión sobre los alcances de la acción municipal y la confianza en
las instituciones básicas de nuestro sistema democrático. La poca asistencia a
las urnas electorales se traduce en gobiernos débiles o fácilmente ocupados por
cacicazgos locales o estructuras de poder que se turnan en el ejercicio
gubernamental casi sin oposición.
5.
En quinto lugar, porque está demostrado que en una sociedad global altamente
integrada como en la que vivimos, las identidades locales resultan fundamentales
para nuestra consistente integración en ese mundo lleno de oportunidades y
desafíos. Los gobiernos municipales juegan un papel básico en ese proceso y
contar con una ciudadanía activa, involucrada en el desarrollo socioeconómico,
cultural, ambiental e institucional de las comunidades en las cuales conviven,
es indispensable para avanzar positivamente en las condiciones de la exigente
sociedad actual.
En
el mundo de hoy no se vale tan solo ser espectador de los procesos y un crítico
consumado de las instituciones y de quienes asumen su conducción, sin arrollarse
las mangas y brindar la mínima contribución, cual es, en primer lugar, el ejercicio
del derecho ciudadano a elegir y ser elegido; en segundo lugar, involucrarse en la vida
comunal para cumplir con el deber de ser partícipes de las acciones con las
cuales se enfrentan los desafíos para construir una sociedad mejor, más justa y
más equitativa.