martes, 7 de enero de 2014

¡MOVERSE AL CENTRO!...

Ante las circunstancias originadas a estas alturas del desarrollo de la campaña electoral, pareciera imponerse, entre algunos de los partidos contendientes, un movimiento "al centro", desde la derecha y desde la izquierda.  Después de estar dirigidos durante largos años por gobiernos ubicados con claridad en el centro derecha o la derecha, a secas, pareciera resultar inconveniente ostentar esa ubicación en el actual espectro político y, sobre todo, ante el comportamiento incierto de una ciudadanía con un manifiesto enfado. La pesca de votos, según lo interpretan las agrupaciones políticas, se encuentra en el centro, posición tradicional de un amplio sector del electorado poco afecto, pese a sus enojos con algunas situaciones vivida por el país, con las soluciones consideradas extremas o radicales.

Tomado de http://www.prismablog.com/
Esta percepción de la realidad ha llevado, entre quienes puntean en los estudios de opinión, a ensayar un estratégico traslado hacia las posiciones centristas. Así, por ejemplo, el candidato del Partido Liberación Nacional (PLN), ha anunciado la vuelta de su partido a las posiciones o raíces socialdemócratas, abandonadas durante los últimos gobiernos liberacionistas.  José María Figueres, en declaraciones al periódico La Nación, reafirma esta posición al manifestar lo siguiente, “(…) En la medida en que el mundo se volcó hacia la derecha, los partidos del centro izquierda hicieron un poco lo mismo y nos alejamos de los principios. El PLN tiene raíces de donde echar mano para enrumbar el desarrollo de manera justa. Tenemos gente para volver a crecer” (LN, 05/01/2014:6A). Esto se traduce en un supuesto movimiento del centro derecha al centro, para lo cual se esperan las medidas propuestas para alcanzar tal propósito.

Un movimiento en la misma dirección, solo que desde las posiciones libertarias más radicales, nos viene anunciando el candidato del Movimiento Libertario (ML), colocado ahora, según pregona, en posiciones más maduras, moderadas y situadas en ese disputado centro. Aunque en este caso, la naturaleza de sus propuestas, acompañadas de un tono populista y conservador, orientadas a profundizar el modelo de desarrollo imperante, le dificulta completar el giro.

El Frente Amplio (FA), por su parte, autodefinido como una agrupación de izquierda, con un proyecto en respuesta a las condiciones y desafíos particulares de este país, con una posición cauta aunque con una aguda crítica, por sus propuestas y mensajes, pareciera más bien ensayar un giro electoral hacia el centro izquierda, aunque sufre la crítica de sus oponentes por una aparente ausencia de coherencia.

Luis Guillermo Solís, batallando entre las diversas corrientes presentes en su agrupación política, encuentra en la visión centrista su acomodo natural. Manteniendo su posición socialdemócrata,  resistió al movimiento a la derecha del PLN y hoy ostenta la candidatura del PAC, sin abandonar su colocación original. El candidato parece lucir cómodo en esa posición.

Pero, este comprensible movimiento táctico no puede desconocer una realidad tangible: buena parte del comportamiento electoral se sustenta en el descontento ciudadano y su manifestación más evidente es la del denominado “voto protesta”, con el cual se pretende castigar a quienes, desde su punto de vista,  no han hecho bien las cosas. El referente más inmediato para quienes así piensan, es la impopular gestión gubernamental vivida desde el año 2010. Sin entrar a analizar las virtudes o defectos de la actual administración, lo cierto es que la ciudadanía le ha asignado una de las peores calificaciones recibidas por gobierno alguno en los discutidos últimos treinta años. Estos (as) votantes no se mueven por motivos ideológicas o por determinadas posiciones políticas –derecho, centro o izquierda-. ¡El enfado es su motivación, el  escarmiento su disposición!

Otra parte significativa del electorado, con una posición más meditada y con menos motivaciones emocionales, forma parte de un sector considerable de la ciudadanía con un claro reclamo por la introducción de rectificaciones en el patrón de crecimiento económico adoptado desde los años ochenta, con el cual se modificó el estilo de desarrollo incluyente seguido en la instauración de la moderna sociedad costarricense. ¡La incertidumbre y el sentimiento de deterioro en su calidad de vida son sus motivos, la búsqueda de una opción que atienda a sus aspiraciones y le brinde seguridad es su inclinación!

La ruta seguida desde entonces, cuyo origen es por todos conocido, lleva a  colocar las exportaciones y la atracción de inversiones como el eje del crecimiento económico. La  desregulación de  la economía, la reducción en algunas de las funciones esenciales del Estado, el abandono de las políticas industriales y de fortalecimiento de la producción destinada al mercado nacional, sustituida por las crecientes importaciones, unido al menoscabo en los mecanismos de redistribución del ingreso y el detrimento de las políticas sociales de carácter universal, dándole prioridad a las medidas de focalización, generan una sociedad polarizada, con una importante diversificación y dinamización de la economía, pero con amplios sectores relegados de los beneficios de este proceso y viviendo en situación de exclusión social (abandonados por el Estado y por el mercado).

El insólito incremento en las desigualdades sociales, principal expresión del alejamiento de la incluyente y cohesionada sociedad costarricense, creadora de identidad con el sistema democrático y de bienestar social, reinante en el periodo de desarrollo vivido por el país hasta la década de los años 80, cuando se inicia su modificación, forma parte de las situaciones por las cuales, al cabo del tiempo, se produce la inconformidad, el disgusto o la indignación de importantes sectores de la población, no pertenecientes al grupo de los “ganadores” con el camino seguido por nuestra sociedad.

Es necesario apuntar, antes este panorama, de que no se trata de idealizar el pasado o de pretender volver a él, cual conservadores nostálgicos,  sino de propugnar por un país integrado en la sociedad gobal, generador de riqueza y crecimiento económico, pero con mecanismos mediante los cuales la mayoría de los costarricenses sean partícipes de los beneficios del desarrollo y se produzca una distribución equitativa de las oportunidades, con acceso a servicios públicos de calidad, medidas eficaces de protección social y formas de gestión gubernamental transparentes y participativas.

Más que de una declarada posición en el arco iris ideológico y político, es de esperar, por parte de los aspirantes a ocupar la silla presidencial, el conjunto de las medidas a adoptar para responder a las demandas y aspiraciones de una ciudadanía en apariencia dispuesta a emitir su sufragio, sin importar las coloraciones asumidas o asignadas a los candidatos y sus agrupaciones políticas, pero atenta a sus propuestas y a su desempeño en la contraposición  y el intercambio de ideas y proyectos que tendrá lugar en la recta final de este inusitado torneo electoral. 

En esta elección, los (as) jóvenes desempeñarán un papel central, miran con mucha atención el desempeño de los candidatos en los debates y seguirán con atención su comportamiento y sus proposiciones, al menos las de aquellos a los cuales los medios le brinden la oportunidad de darlas a conocer, durante las pocas semanas aún restantes hasta la cita del 2 de febrero.



2 comentarios:

  1. Buenísimo.. una acertada lectura del panorama electoral. Yo pienso que la zona de confort del votante también se ha ampliado hacia la izquierda... antes era solo centro derecha o derecha, ahora es políticamente correcto y aceptado también ser de centro izquierda... Saludos !

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