¿Por qué 100 y
no 99 o 101? El plazo podría resultar arbitrario en circunstancias tan distintas
a aquellas en las cuales tuvo su origen, aunque así ha sido adoptado en muy
diversas sociedades. Como sabemos, este período es una herencia histórica de la
política estadounidense, proveniente de las medidas de corto plazo (medidas de
choque), adoptadas por el Presidente Franklin D. Roosevelt en 1933 (primer New
Deal), para enfrentar la Gran Depresión sufrida en aquel tiempo por los Estados
Unidos. Su uso se generalizó por muy diversas sociedades democráticas, con el
aliento de los medios, y se ha tomado como un momento relevante para la
comunicación con la ciudadanía, después de concluido el acto electoral, en
especial para compartir los avatares de la transición entre dos gobiernos de
signos contrarios. En nuestro caso, del gobierno del primer partido ajeno al
por muchos años reinante bipartidismo.
Hace unos
cuantos días, recibíamos las noticias del informe sobre sus primeros cien días
de gobierno por parte de la presidente Bachelet, ¡algunos hasta se atrevieron a
señalar porcentajes de cumplimiento de sus promesas de campaña! Alabada por
diversos sectores, encuentra, por el contrario, en varios de sus críticos y en
la maltrecha oposición, calificaciones de intrascendentes o
de poco calado a las medidas tomadas en ese corto período.
La
valoración sobre los primeros 100 días de gestión adquiere importancia como un
hecho mediático, en el cual las nuevas autoridades gubernamentales ejecutan un
acto de comunicación política, destinado a intercambiar con la ciudadanía sobre
el estado en el cual encuentran el país y las decisiones de corto plazo tomadas
desde el inicio de su administración. Pero, sobre todo, para compartir las disposiciones políticas con las cuales se
marcará el rumbo de su cometido, las decisiones sustanciales a adoptar durante
el trecho restante a su recién iniciado mandato gubernamental.
Nadie, en su sano juicio, esperará que en 100 días se hayan
resuelto los grandes desafíos enfrentados por el país, pero si se espera una
clara manifestación en relación con las anunciadas “formas diferentes de hacer
gobierno”, las pautas seguidas para concretar el cambio anhelado por muchos y
la clara dirección de sus acciones futuras. Este es una demanda ciudadana de
gran relevancia y un elemento trascendente para vigorizar el liderazgo y
generar confianza entre quienes mantiene su distancia con los gobernantes, con
independencia de las tonalidades preponderantes en el ejercicio del poder.
Concentrarse en un número de mediadas estratégicas para
alcanzar los grandes objetivos de su gestión, sin abrir en demasía el abanico
de sus iniciativas, puede resultar una manera apropiada de comunicar sus
intenciones y de tratar de ganar respaldo en un medio receloso y severo con los
políticos, aunque en esta oportunidad prevalezca entre buena parte de ellos “el
beneficio de la duda”.
Lograr una correcta comunicación sobre el sentido de la
gestión, será fundamental para amortiguar las esperadas críticas, de diferente matiz,
cuyo origen, de modo indefectible, serán las dispersas tiendas opositoras,
ninguna de ellas dispuestas a sacrificar su actual o potencial caudal político,
de percibirse siendo partícipes o condescendientes con el actual gobierno.
Pareciera que, en la cultura política predominante en el país, coincidir o
reconocer logros al adversario político no es una práctica común. Así como el
diálogo y la negociación política encuentran pocos resquicios para generar
acuerdos y construir decisiones, a partir de pensamientos y enfoques plurales.
Los medio de comunicación, por su parte, colocados en
posiciones no siempre concordantes entre ellos, jugarán su papel y harán su
diligente tarea de búsqueda de los flancos débiles y de interpelación, en
consonancia con su entendimiento sobre el sentir ciudadano, a quienes les
corresponde rendir sus primeras cuentas.
El momento de los 100 días, considerados por algunos como un
período poco trascendental o como un indicador convencional, puede ser
entendido como un acontecimiento apreciable, en una sociedad necesitada de
encontrar el rumbo y de contar con los liderazgos capaces de cohesionar a una
ciudadanía inconforme y aún con la esperanza de que sea posible volver la hoja.
La comunicación política será la invitada de honor en este
acto cuya mayor o menor trascendencia dependerá de los actores políticos
encargados de su ejecución…

Es un análisis profundo y muy objetivo. No se puede evaluar una gestión gubernativa de cuatro años en 100 días. Atentamente, Félix Riveros Morales
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