sábado, 7 de julio de 2012

LA ANTI POLÍTICA


LA ANTIPOLÍTICA

Cada vez con más intensidad se entroniza en la sociedad una tendencia al rechazo a la política. Este es uno de los fenómenos globales más generalizado, en muy diferentes sistemas políticos, con independencia de sus características particulares. En el aparente repudio a la política contribuyen, de modo muy significativo, dos situaciones ocurridas de manera simultánea: por una parte, el sentimiento, cada vez más generalizado, de una ausencia de respuestas eficaces a las necesidades y demandas de bienestar de la ciudadanía. Por otra parte,  las actuaciones de un buen número de operadores políticos, alejados de las aspiraciones de la población, encerrados en sus círculos de poder y, con frecuencia, involucrados en escándalos de corrupción. Los políticos se convirtieron, en el imaginario colectivo, en sinónimo de perversidad y falsedad.  
Solo basta dar una mirada a lo expresado sobre estos temas en las redes sociales, para constatar las improcedentes generalizaciones y  la reinante percepción negativa en relación con quienes desempeñan diversos cargos políticos. 
La despiadada crítica a los políticos, llevada en algunos casos al absurdo, se traduce en una posición anti política, en una visión negativa en la cual se envuelve al Estado y en un llamado al alejamiento de la política. Todos recordamos la afirmación de un connotado líder político costarricense, según la cual de asumir la presidencia de la república colocaría en la conducción de las principales instituciones a egresados de una prestigiosa escuela de negocios. ¡La ineficacia del Estado es responsabilidad de los políticos, la mejor manera de resolver la situación es colocar técnicos en su dirección!
La falaz conclusión deja de lado la naturaleza política del Estado y el necesario manejo político de los asuntos estatales, para lo cual, desde luego, es menester  un adecuado uso de la información y del apoyo técnico requerido para una apropiada toma de decisiones.
La censura a los políticos no siempre conlleva una separación de la política.  Hace unos años, Anthony Giddens refutaba la afirmación según la cual los jóvenes europeos se habían alejado de la política. La indisposición juvenil se presenta en relación con la política parlamentaria, pero cada vez más los jóvenes se involucran en temas relacionados con el ambiente, los derechos humanos, las desigualdades sociales, la equidad y la cohesión social, todos ellos asuntos políticos ante los cuales expresan sus pensamientos y se movilizan tratando de influir en las decisiones políticas.
La participación ciudadana en la vida política de las naciones, es un aspecto básico para el funcionamiento del sistema democrático. Alejarse de la política implica dejar el camino abierto a la separación entre las aspiraciones de la población y la orientación de las decisiones de quienes ejercen el poder. Solo la intervención en la política de la ciudadanía puede concederle los instrumentos para influir en las decisiones y para empoderar a la gente en los asuntos políticos de su interés.
Los partidos políticos, por su parte, deben revitalizarse. Superar su funcionamiento centrado, de manera casi exclusiva, en los aspectos electorales –maquinas electorales- , convocar a la población y retomar el papel de generadores de proyectos políticos, en los cuales se expresen los sentimientos, intereses, necesidades y aspiraciones de los diversos grupos de la sociedad.



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